lunes, 26 de noviembre de 2012

El mecanismo de Anticitera.


El mecanismo de Anticitera es una calculadora mecánica antigua diseñada para el cálculo de la posición del Sol, la luna, y algunos planetas, permitiendo predecir eclipses posiblemente la calculadora científica más compleja de la antigüedad está ahora expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas con el resto de las piezas que viajaban en un barco que se dirigía hacia Roma entre el 50 y 40 a.C.: Se trata del denominado “Mecanismo de Anticitera”, porque fue encontrado hundido cerca de dicha isla (entre las islas de Citera y Creta) en el mar Egeo.
Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, se trata de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos hasta su descubrimiento datan del siglo XVI. De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price (1922-1983), el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco,  estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más "inteligente".


Astrolabio de ocho engranajes de Al-Biruni (996 dC)
Esquema de Al-Biruni para un calendario lunisolar de ocho engranajes (996 dC). El mecanismo de Antiquitera, casi once siglos antes, presenta treinta, contaba con al menos 35 y puede que hasta 72. Imagen: Wikimedia Commons.

Empleando técnicas de tomografía lineal computada, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo también epicíclico derivado de Apolonio de Pergamo.


Reconstrucción del mecanismo.
                                                                                                                                                                   
Se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes  faltantes podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado apreciable de precisión, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.
El proyecto de investigación Antikythera, un equipo internacional de científicos con miembros de la Universidad de Cardiff (M. Edmunds, T. Freeth), Universidad de Atenas (X. Moussas. I. Bitsakis) y la Universidad de Tesalónica (J. S. Seiradakis), en colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas (E. Magkou, M. Zafeiropoulou) y la Institución Cultural del Banco de Grecia (A. Tselikas), usando técnicas desarrolladas por HP (T. Malzbender) y X-tex (R. Hudland) para el estudio del mecanismo de Antikythera, desarrolló una fotografía 3D basándose en tomografía computarizada de alta resolución.

El resultado fue que se trata de una calculadora astronómica que predice la posición del sol y la luna en el cielo. El artefacto muestra las fases de la luna en cada mes utilizando el modelo de Hiparco. Tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Calípico (cuatro ciclos Metónicos, 4 × 19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos de Saros, 3 × 18 años), prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo es aún más sofisticado de lo que se creía, con un enorme nivel científico en su diseño.
Gracias a las técnicas actuales, se habría podido entender el funcionamiento del aparato. Basándose en la forma de las letras que pueden leerse en el mecanismo (H. Kritzas) se estableció su año de construcción, entre el 150 y el 100 a. C., más antiguo de lo que se estimaba.

Imagen radiográfica del mecanismo.
En el año 2008, Tony Freeth, Alexander Jones, John Steele y Yanis Bitsakis, publicaron en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto contiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos que fueron más importantes), y Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión la última luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos.

En el año 2010, en Seatle, un grupo, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, Estados Unidos) y Christián C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes ha hecho importantes contribuciones. En primer lugar, ha descifrado cómo el mecanismo reflejaba la anomalía solar. Y, en segundo, propusieron una novedosa forma en que se mostrarían los movimientos planetarios. Según ellos, el mecanismo no mostraría su posición en el zodiaco  sino ciertos eventos importantes para los astrónomos (como el comienzo o fin de una retrogradación, la ocultación, etc). Sus contribuciones invitan a proponer la hipótesis según la cual el sistema de epiciclos y deferentes no surgió como respuesta a una exigencia platónica de circularidad de los astros, basada en su divinidad, sino por una razón mucho más terrestre: simplemente como una solución mecánica a la problemática de reflejar con engranajes las regularidades planetarias conocidas por los babilonios.
A pesar del mal estado en que se encuentra el mecanismo, se compararon las divisiones del zodiaco con las del calendario egipcio (ambas están en la máquina), y se ha podido determinar que el diagrama zodiacal no está dividido en 12 zonas iguales sino que el centro estaba desplazado
De esta manera, los investigadores determinaron que el desplazamiento de la aguja que representaba al sol a lo largo del dial, aún realizándose a velocidad constante, tendría el efecto de tardar más en atravesar unas zonas del zodiaco que otras. De esta manera se emularía de manera exacta la aparente trayectoria elíptica del sol alrededor de la Tierra.

Aparentemente, los constructores de este mecanismo tenían conocimientos de astronomía tan avanzados como los nuestros actuales, resulta difícil de creer que el origen de este mecanismo esta 2.000 años atrás , de hecho no parece estar manufacturado sino realizado en una linea de ensamblaje. La precisión que posee es tan asombrosa que molestaría a cualquier buen relojero Suizo.
Sobre sus creadores casi nada sabemos, pero ahi está en Muséo Arqueológico Nacional de Atenas.
En el siguiente link y para quienes les interese, pueden encontrar información muy detallada y bien lograda sobre este mecanismo, lo recomiendo.


Archer 012

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