martes, 4 de diciembre de 2012

Nanotecnología en los Urales.


Entre los años 1.991 y 1.993 mientras se hacían prospecciones para la búsqueda de metales preciosos, en un área al este de los Urales junto a los ríos Narada, Kozhim y Balbanyu, fueron apareciendo uno tras otro pequeños objetos de escasos centímetros....
Fueron hallados en unos estratos geológicos situados entre los 3 y 12 metros de profundidad, lo que permitió una datación posterior en función del nivel en el que fueron encontrados que oscilaba entre los 20.000 y los 318.000 años.

Aunque en un principio la noticia tuvo escaso eco y con la posibilidad de que la noticia no fuera mas que un fraude, en 1995 el ufólogo Valerie Uvarov de San Petesburgo en otra expedición consiguió obtetner supuestas nuevas evidencias que avalaban el hallazgo.En compañía de la geóloga Elena Vatveyeva, el investigador ruso visitó los lugares donde se encontraron las nanoespirales, las orillas de los ríos Koshim, Balbanju y Narada y sus afluentes Vtvistvy y Lapkhevozh. Así pudieron hacerse con más muestras de nanopiezas procedentes de una capa geológica de más de 100.000 años de la zona de Balbanju. 
Valerie Uvarov encargo los análisis a diferentes laboratorios para confirmar los primeros estudios. Para ello se enviaron muestras a la Academia Rusa de Ciencias de Syktyvka y a un Instituto de Helsinki (Finlandia), además de consultar por segunda ocasión al centro geológico de Moscú.

Los informes fueron concluyentes. Una de las nanoespirales, de 3 cm de largo, estaba compuesta de cobre puro y su estructura era claramente artificial. El grosor era de 80 micras o 0.08 milímetros. Se presentaron fotografías conseguidas con microscópicos electrónicos. Los resultados decían que las proporciones de las espirales son tan regulares y perfectas que no podían tener origen natural.

El análisis efectuado sobre estos objetos por la Academia de Ciencias de Rusia en Syktyvka, capital de la antigua República Soviética de Komí, determinó que la composición de estos objetos era variada. En los objetos más grandes predominaba la presencia de cobre, mientras que en los pequeños se encontraron la presencia de tungsteno y molibdeno. El tungsteno tiene un alto peso atómico al igual que el molibdeno, con un punto de fusión de 3.410 grados centígrados para el primero y de 2.650 para el segundo.

El Wolframio o Tungsteno es un mineral utilizado entre otras cosas para la fabricación de bombillas, tubos de Rayos X, bujías, blindajes para carros de combate, aleaciones de acero, etc. Ambos minerales son empleados con frecuencia en la elaboración de componentes electrónicos
El 29 de noviembre de 1996, los estudiosos rusos publicaron el siguiente informe: "El limo que se incorporó en las espirales se caracteriza por ser un depósito de escombros de grava y piedras redondeadas del tercer nivel, creado por la erosión de las capas de la acumulación de sedimentos y poligénica. La datación de estos yacimientos se remonta a hace 100.000 años (Pleistoceno superior). [...] Las nuevas formaciones cristalinas, que están presentes en la superficie de estos agregados tungsteno puro muestran filamentos de características inusuales en los depósitos aluviales del Pleistoceno superior. Por la edad de estos sedimentos y las condiciones en las que se realizaron los análisis se excluyen casi totalmente la hipótesis de que la formación de cristales de tungsteno está conectado con el lanzamiento de cohetes desde la cercana estación espacial a Pleseck "


También se señaló, para añadir si cabe mayor confusión al tema, que las espirales habían sido elaboradas siguiendo el patrón de la Relación Áurea, basadas en el numero Phi, como se ha observado a lo largo de los años con algunas construcciones  geométricas sagradas, como la gran pirámide de Keops.




Sorprende enormemente que el tamaño milimétrico de muchos de estos objetos exija una tecnología muy desarrollada para su fabricación, que incluso hoy en día esta en pleno proceso de desarrollo de lo que se ha dado en llamar “nanomáquinas”, pequeños robots destinados a actuar allá donde la mano del hombre es inoperante, como sería el caso de la microcirugía a nivel cerebral o arriesgadas operaciones dentro de los vasos sanguíneos que no son posibles de efectuar con las actuales técnicas quirúrgicas.
Buscando respuestas sobre el origen de estos fragmentos las explicaciones posibles rozaron varias hipótesis de las cuales ninguna sugiere un origen en nuestra humanidad actual.
Para Valerie Uvarov estaba claro que aquellos elementos descubiertos en los Urales eran piezas de una tecnología de vanguardia que no podía pertenecer de ninguna manera al ser humano, concretamente al hombre de Neandertal. Llegando aún más lejos al afirmar que se trataría de una gran antena emisora y receptora de señales, que debió ser elaborada indefectiblemente por seres extraterrestres que llegaron a nuestro planeta.
Llama mucho la atención de los investigadores el hecho de que el molibdeno en nuestra tecnología actual se destina a usos militares en la fabricación de misiles de alta tecnología  por ello una de las explicaciones probables habla de antiguas guerras antes de nuestra civilización actual y con tecnología muy avanzada.


Descartando la hipótesis extraterrestre habría que empezar a considerar seriamente que nuestro mundo ha sido habitado por civilizaciones tanto o mas avanzada que la actual y que analizando estos fragmentos antiguos, las leyendas y monumentos esparcidos por todo el globo, estas civilizaciones recorrieron senderos muy parecidos al nuestro.
Quizá los ooparts ofician de silenciosas advertencias a nuestro civilización.


Archer 012

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